lunes, 18 de octubre de 2010


Ahora entra.
Entra en el espacio inútilmente construido, construido por mis manos, escasas manos, rotas manos, puras, casi puras manos.
Ahora dime.
Endulza tus pensamientos, fabrica momentos, no los olvides, no me olvides, no me mandes al olvido, al olvido te digo. Al olvido, suplico, no me eches.
Ahora escucha.
Algo susurro a tus oídos, si te quedas, si estás, si no te vas, si por alguna razón decides seguirme, escucha, que estoy cerca, tan cerca que tu piel casi parece mía.
Ahora siente.
Siente el amargo pesar del tiempo, pero olvida que existe y entonces siente como se eriza mi cuerpo, mi espalda y luego mi cuello, mi cuello, donde hoy duermen tus palabras.
Ahora ven.
Ven y acaricia el momento, acaricia las sábanas, despliega tus brazos y deja que me hunda en ellos, en tus brazos, en tus pupilas, deja que me hunda en el sabor amargo de la inocencia y sumérgete tú en la distancia que ansía la llegada.
Ahora espera.
Y si sientes que el momento no alcanza, que no alcanzan las palabras, grita y deja que me marche.
Échame.
Échame pero sin silencios, sin pausas, échame de la manera más dulce para que yo no reproche tus labios egoístas.

Posted by dicho por infinita en 16:39
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