sábado, 28 de marzo de 2009


estoy soñando o estoy despierta, creo que estás aunque no te sienta cerca.
Dicen que a través de las palabras el dolor se hace más tangible, que podemos tocarlo como a una criatura oscura, que a través de ellas no hay reparos aparentes, que chocan contra nuestra piel y no importan las distancias. No importan o dejan de importar, como tantas otras cosas en este mundo, que es como un colapso de imágenes tristes y apagadas que viajan detrás de cada uno de nosotros.
Dicen que el dolor llega. Lo rumorean. Se habla en las esquinas de que algo cruel y nada ficticio anda suelto. Dicen que llega de repente, casi como la lluvia, que se pronostica pero que te levantas al día siguiente esperando que haga sol. Y te levantas con entusiasmo porque el hombre del tiempo casi siempre se equivoca. Maldito hombre del tiempo. Maldito, maldito, maldito. Es como si esta vez haya acertado.
Dicen que el dolor,
simplemente
llega.
Y es entonces cuando uno piensa: el hombre del tiempo, esta vez, no estaba equivocado.

Este mundo es un asco, pero ya no tengo miedo. Como todos ustedes saben, lo más fácil aquí es engañarse a uno mismo. No hay recompensas que valgan. No habrá música inesperada, ni sexo con amor entre las sábanas revueltas, serán las doce y permaneceré en la espera, en un balcón mirando al aire. Brindemos, entonces, por las noches antiguas y la música lejana, brindemos por lo que fue y por lo que nunca, (te juro que) nunca más, será. No voy a esperar a ser un vertedero de palabras porque la prisa no me acompaña, de hecho creo que nunca he tenido menos prisa. No voy a gritar, no voy a llorar, no voy a quebrarme, no debería existir tiempo real para que los seres humanos lo gastemos en hacer ese tipo de cosas, pero DIOS MIO, ese tiempo existe y cómo nos devora. Y hablando de dios, creo que ha llegado el momento de empezar a pedirte cosas maldito ser inexistente que rodeas la sociedad día tras día.
Quiero cicatrizar. Cicatrizarme. Pero cómo demonios voy a hacerlo si no soy capaz de sentir el paso del tiempo.
Es que siento que el pasado nunca muere. Mata.
Y como si nada, él ya se había ido. Pues todos queremos que nos encuentren. Y en el caso de estar perdida, seguro que hay arreglo. Hará falta una habitación que no abandonarás, música relajante, helado de vainilla tamaño familiar (o elegir sabor al gusto), agua mineral, bebida isotónica, una televisión y un bote de valium, que ya habrás obtenido previamente de tu tía, que es también a su modo casero y socialmente aceptable, una drogadicta (perdida).

No. Lo anterior era broma. No lo hagan.

Odio sentir que no controlo mi vida. El estado psicológico en el que paso los días sería algo así como: vulnerable y asquerosamente harta.
Pero nada de eso importa. Yo soy diferente a ellos, tengo el coraje de ser yo misma. Basta de caretas y de máscaras. Basta por favor, me dais asco, no sonrias si no quieres. Aparentar es de cobardes. Fingir es de cobardes. Y criticar luego al otro lo es aún más. Pero qué más da.
Sólo recuerda que fui tan buena como cualquiera, y mejor que la mayoría.
O no lo recuerdes, me basta a mí saberlo.
¿No te das cuenta que todos envejecemos, dejamos de MOLAR y morimos? No te preocupes entonces por ser socialmente aceptado.
Quiero que sepas que te aborrezco más de lo que imaginas y te quiero más de lo que puedo soportar, porque soy un ser contradictorio que está buscando un cajón o una caja con sus recuerdos olvidados o quizás no tan olvidados. Pero yo ya voy por el último capítulo y no quiero saber como acaba esa historia, porque principalmente espero llegar al punto en el que todo me importe, relativamente poco. Aunque sé que es cierto que eso, a su vez, es asquerosamente difícil.
Es que
no me acuerdo de olvidarte.
O por lo menos no me he puesto a hacerlo, quizás sienta que tu corazón late en código morse.
Vaya, cuánta tontería junta.

Hoy escribo en una página nueva. Respiro otra vez. Sin reparos.
(Aunque es probable que mi ser esté por la labor de crear nuevos reparos, más pausas)
-Hola.
-¿Estás solo?, ¿Puedo sentarme?.
-Si.
-Gracias.
-¿Quieres casarte conmigo?
-¿Qué?
-Sólo buscaba algo que te hiciese callar.


No voy a mentirte.
Sólo tengo un plan. Me voy a Alaska.
O a un lugar donde sienta que no pasan los días.
Sé que siempre huyo y me escondo.
Pero no soy capaz de enfrentarme a ello.
Y aunque lo fuera, no me interesa.
Quiero encontrar unos brazos que toquen en mi puerta.
Cerrar las ventanas.
Y decir
oficialmente
adiós.







¿Una canción para sentirse bien?
I want you back de Jackson 5


Y no es nada literal.




(Para la ebriedad: Dosis largas de Bob Dylan y Bob Marley)

Posted by dicho por infinita en 14:57
Categories:

 

2 seres que opinan:

Ja(v dijo...

:O awita... eso si a mi parecer da la sensación de que te contradices un poco... o por lo menos eso me parece...

Rubén! dijo...

....! unaa auténtica mouuunstrua escribiendo :) !! como siempre!!
uuunn saludooo!.:)!!